8 de noviembre de 2017

Adentros

Cómo duele cuando duele esa ausencia tan presente. Esa ausencia que a veces se vuelve presencia gracias a los recuerdos. Qué cobarde es la memoria cuando se vuelve sincera. Le doy paso, sin embargo, y me dejo llevar por aquellos recuerdos, que reflejan vivencias. Veo tus ojos buscando los míos, esa mirada que siempre, temerosa, esquivé. Te veo ser vos, con tu más absoluta realidad. Me veo a mí, atenta a tus relatos, sintiendo tu confianza. Cuánto dicho y cuánto guardado. Veo el misterio, acompañado de esa sensación de satisfacción que propiciaba el hablar, el compartir, el escuchar. Y una vez más lo rechazo, una vez más huyo, me preservo, me resguardo, de tu falsa autenticidad. Espero seguir siendo siempre auténtica, porque eso me enseñaste, aunque nunca lo aplicaste. Me quedo con los recuerdos, decido que es mejor la ausencia. Ausencia aunque extrañe, ausencia aunque duela. Aunque en cada canción verde, te hagas presente.